La dieta tradicional de los Inuits incluye diversas especies de mamíferos marinos que habitan las heladas latitudes árticas, entre las que se incluyen focas, narvales y ballenas. Sin embargo, los efectos de la contaminación podrían transformar una cultura que ancestralmente ha dependido de las riquezas del mar para subsistir.
Esto se debe a que los vientos del norte transportan grandes cantidades de sustancias tóxicas desde zonas industrializadas hasta las aguas árticas, dejando a los indígenas del ártico vulnerables a la polución generada por la sociedad moderna y desarrollada.
Cerca de 200 sustancias tóxicas – que se acumulan en el hábitat marino – han sido detectadas en las aguas del lejano norte. Como resultado, las personas del ártico – y en especial los Inuit de Groenlandia – presentan las más altas concentraciones de residuos químicos industriales y pesticidas registrados mundialmente.
Desde mediados de los 80, los estudios han revelado que los niveles de contaminantes son tan extremos que la leche materna de algunas mujeres groenlandesas podría considerarse deshecho peligroso. Un alto porcentaje de las mujeres Inuit de Groenlandia y Canadá presentaron niveles de PCBs y mercurio que exceden los límites internacionales de salud.
Descubrimiento Casual
Los primeros registros sobre los altos niveles de contaminantes en el ártico se produjeron casualmente cuando el científico canadiense Eric Dewailly se encontraba analizando la leche materna de mujeres que habitan zonas altamente contaminadas del Golfo de San Lorenzo.
Una partera de la provincia de Nunavik, ubicada en el ártico canadiense, se ofreció a reunir muestras de leche de las mujeres de su comunidad y el Dr. Dewailly aceptó pensando que las muestras podrían ser útiles como ‘muestras blancas’, es decir, sin niveles de contaminación.
Pocos meses mas tarde, Dewailly recibió una llamada del director de su laboratorio quien le informó que las muestras de las mujeres del ártico presentaban niveles de contaminantes tan altos que los registros gráficos sobrepasaban los equipos del laboratorio. Análisis posteriores confirmaron que la leche de las mujeres del ártico contiene siete veces mas sustancias tóxicas que las mujeres que habitan las grandes e industrializadas ciudades de Canadá.
Bioacumulación y Biomagnificación
Los contaminantes responsables de esta situación, como los bifeniles policlorinados o PCBs, se originan en las grandes industrias de Norte América, Europa y Asia y viajan miles de kilómetros hacia el norte debido a la acción de los vientos y las corrientes marinas, donde se acumulan en las heladas aguas. Debido a las bajas temperaturas y poca luminosidad, los contaminantes tardan mucho tiempo en degradarse y son consumidos por organismos como el zooplancton. Una vez en la cadena alimenticia, los contaminantes pasan de un predador a otro (bioacumulación).
Debido a que los Inuits y otras comunidades árticas dependen de la grasa y la carne de animales que ocupan altos lugares en la cadena trófica, la carga de contaminantes es mucho mayor ya que éstos se han acumulado y magnificado (biomagnificación) a medida que avanzan en la cadena alimenticia hasta llegar a los humanos.
De acuerdo al último informe del Artic Monitoring and Assessment Programme (AMAP), los niveles de contaminantes hallados en el cordón umbilical y la leche de habitantes de remotas villas de Groenlandia son entre 20 y 50 veces más altos que el de los infantes y mujeres de ciudades industrializadas.
Adicionalmente un informe del 2003 de las Naciones Unidas afirma que uno de cada seis adultos de comunidades Groenlandesas presenta niveles de mercurio en la sangre suficientes para ocasionar síntomas por envenenamiento.
La cadena alimenticia altamente contaminada, ha convertido a los habitantes del ártico en victimas involuntarias de un experimento humano llamado progreso y desarrollo; y los resultados no son alentadores: los infantes expuestos a los contaminantes sufren un alto número de infecciones y daños en el sistema inmunológico y alteraciones durante el desarrollo cerebral.
¿Qué son los bifeniles policlorinados (PCBs)?
La industrialización ha aumentado rápidamente la generación de nuevos agentes químicos, entre los cuales destacan productos inorgánicos como el plomo, mercurio, arsenio, cadmio y asbesto, o productos orgánicos como el bifenil policlorinado (PCB), el cloruro de vinilo, o el pesticida DDT.
La peculiaridad de diversos de estos agentes es la capacidad de producir cáncer en el tiempo, como el cáncer de pulmón relacionado con el asbesto; el cáncer de hígado por cloruro de vinilo; o las leucemias relacionadas con la exposición al benceno. La enfermedad de Minamata, producida por ingerir pescado contaminado por mercurio, y la enfermedad de Yusho, relacionada con alimentos contaminados con furanos clorinados, son algunos ejemplos de los procesos tóxicos agudos producidos por dichas sustancias.
No se conoce con detalle el efecto perjudicial de la mayoría de los tóxicos del entorno. La incidencia y frecuencia de cada enfermedad guardan relación con la dosis de toxina. Para los efectos crónicos o retardados, como el cáncer o las alteraciones en los descendientes de los individuos expuestos, no hay un umbral de dosis seguro por debajo del cual no se desarrolla la enfermedad.
En consecuencia, el efecto cancerígeno de ciertos agentes ambientales contaminantes como el DDT o PCB es de una magnitud desconocida.
Fuente: The Seattle Times
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