15 de enero de 2010 – Treinta y un organizaciones civiles de Brasil enviaron el pasado miércoles una carta abierta al Comisionado de ese país ante la Comisión Ballenera Internacional (CBI), Fabio Vaz Pitaluga, exigiendo una posición fuerte de dicho país en contra de la continuación de la caza de ballenas con supuestos fines de investigación “científica” que realiza Japón en las aguas del Santuario de Ballenas del Océano Austral.
La iniciativa, liderada por el ambientalista José Truda Palazzo, representante del Centro de Conservación Cetacea en Brasil, destaca los posibles acuerdos realizados por el Grupo de Apoyo de la CBI, del cual Brasil forma parte, que se ha reunido de manera secreta durante el último semestre como parte del proceso de negociación que está siendo liderado por embajador chileno y actual presidente de la CBI, Cristián Maquieira.
Estos acuerdos podrían incluir la continuación de la denominada “caza científica” de ballenas en el Océano Austral y el fin de la moratoria sobre la caza comercial de ballenas que se encuentra vigente desde 1987.
Truda Palazzo, quien hasta el año pasado ejercía como vice-comisionado de Brasil ante la CBI, afirmó que “es un absurdo aceptar los términos de Japón para legitimar la caza de ballenas en Antártica, ya que va contra todo lo que Brasil siempre ha defendido en relación a la conservación de los cetáceos, en particular, el derecho de los países del hemisferio sur a usar las ballenas mediante metodologías no letales, como el turismo de avistaje de ballenas”. Truda advirtió que “la caza de ballenas realizada por Japón puede afectar seriamente el desarrollo de esta actividad” y precisó que “esperamos que nuestros diplomáticos mantengan una posición firme que se traduzca en un liderazgo positivo de Brasil en la CBI”.
En la misiva al comisionado Pitaluga, las ONGs afirman que la “continuación de la caza de ballenas por parte de Japón constituye un abuso flagrante al Articulo VIII de la Convención que rige el trabajo de la CBI, viola el Santuario de Ballenas del Océano Austral establecido por la Comisión en 1994 y amenaza la vida humana mediante actos de violencia desmedida como los recientemente registrados en la Antártica”.
Las ONGs agregaron que “cada vez se evidencia más el desinterés de Japón por alcanzar una solución diplomática así como su firme decisión de consolidar la apropiación de los recursos representados por los cetáceos de manera unilateral y arbitraria”.
Al respecto Truda Palazzo agregó que “las operaciones balleneras niponas no son de carácter científico, sino más bien atienden a los intereses de la Agencia de Pesca de Japón (JFA por sus siglas en inglés), institución que otorga millones de dólares en subsidios para mantener la actividad ballenera en el Océano Austral, a pesar que el mercado interno de Japón para productos de ballenas es muy reducido”.
El Grupo de Apoyo de la CBI se reunirá nuevamente en secreto a finales de enero en Hawai (EE.UU) y contará con la presencia de los representantes de Brasil y de México, quienes serán los responsables de representar los intereses de la región latinoamericana manifestados en diversas declaraciones del Grupo Buenos Aires. Entre ellos se destaca el compromiso permanente de los gobiernos de América Latina por el uso no letal de las ballenas y el rechazo a la “caza científica” de ballenas.
Al respecto, las ONGs expresaron en su misiva al comisionado Pitaluga “su preocupación por la actual situación que Japón ha generado en la Antártica y la posición de Brasil como miembro activo de las negociaciones que se llevarán a cabo a puerta cerrada con Japón a finales del mes en curso”.
Las acción realizada en Brasil se suma a las diversas actividades realizadas en Chile por diversas organizaciones con el fin de demandar al Gobierno de Chile que tome acciones en contra de la denominada “caza científica” de ballenas. Sin embargo, hasta la fecha ninguno de los llamados ha sido respondido de manera formal por las autoridades chilenas.
Ver Carta de 31 ONGs Brasileras al Comisionado de ese país en la Comisión Ballenera Internacional.
Fuente: CCC/Brasil