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Ballena Solitaria

Caza Comercial de Ballenas, Una Amenaza Latente en la Comisión Ballenera Internacional

Hace poco más de cuatro años, los representantes de más de ochenta países del organismo encargado de la conservación y manejo de los cetáceos a nivel global, la Comisión Ballenera Internacional (CBI), se reunieron por última vez de manera presencial en Florianópolis, Brasil. Fue una reunión histórica porque ese año (2018) Japón decidió abandonar la CBI. Lo hizo porque una propuesta presentada por ese país, y que buscaba terminar con más de 35 años de protección a las ballenas de la caza comercial, fue rechazada por la mayoría de los miembros de la Comisión.

Después de un largo periodo sin sesionar debido a la pandemia COVID-19, la Comisión volverá a reunirse nuevamente por una semana a partir de mañana en Eslovenia para discutir y adoptar decisiones sobre la conservación de estos mamíferos marinos y el futuro de este organismo internacional.

Se esperaría que, tras la pandemia COVID-19, la agenda de trabajo de la CBI a partir de mañana estuviera enfocada en temas orientados a mitigar los impactos de la triple crisis planetaria de cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación, que llevó a la humanidad a una de las mayores crisis sanitarias de la historia.

Al no estar presente Japón, también se esperaría que la Comisión pudiera continuar avanzando fluidamente en su agenda de conservación. Desde la adopción de la moratoria, el trabajo de este país en la CBI se enfocó en bloquear cualquier medida orientada a salvaguardar la vida y el bienestar de estos mamíferos marinos, así como a eliminar la moratoria.

Y siendo este año el 40 aniversario de la adopción de la moratoria, se esperaría que el reencuentro de países de la CBI tras cuatro años de pausa forzada se dedicara a celebrar esta medida como la única en su historia que le ha permitido cumplir su objetivo de conservar las poblaciones de ballenas para las generaciones futuras.

Sin embargo, todo indica que podría no ser así. Una revisión a la agenda de trabajo de la 68va asamblea plenaria de la CBI evidencia que su trabajo se orientará mayoritariamente a temas relativos a la reapertura de la caza comercial de ballenas.

Aunque Japón ya no es miembro oficial de la Comisión, su presencia se aprecia en algunas propuestas de resolución y reformas a la estructura de trabajo de la CBI. Los representantes de los más de 80 países que integran la Comisión deberán analizar y decidir sobre propuestas que buscan validar el consumo de carne de cetáceos para garantizar la seguridad alimentaria, terminar directamente con la moratoria y crear un comité encargado de la caza de ballenas. Aunque se espera una amplia oposición a las dos primeras, la posible adopción de la tercera pavimentaría el camino para la futura reanudación de la caza comercial de ballenas.

Convenientemente, la creación de este comité de caza, formalmente denominado de ordenamiento[1], abriría las puertas para el reingreso de Japón a la CBI. Esto porque uno de los principales motivos de la salida de este país de la Comisión en 2018 fue la oposición en ese entonces a la creación del denominado “Comité de Caza de Ballenas Sostenible”, es decir, de ordenamiento. Aunque el reingreso de Japón significaría un flotador a las debilitadas arcas de la CBI, que tras la pandemia enfrenta una de sus peores crisis financieras, probablemente también terminaría condenando la vida de miles de ballenas en medio de la peor crisis de pérdida de biodiversidad en el planeta. Durante las últimas décadas Japón ha intentado renovar su flota ballenera de aguas distantes y la aprobación de este comité, entregaría garantías y certezas jurídicas para recuperar cualquier inversión futura. Esto porque al igual que Islandia en 2003, Japón podría reintegrarse como miembro de la CBI con una reserva a la moratoria e iniciar actividades balleneras comerciales con la complacencia del comité de ordenamiento de la CBI.

Se esperaría entonces que los países conservacionistas, que abogan públicamente por la mantención indefinida de la moratoria y la modernización de la CBI, rechacen esta propuesta. Sin embargo, es sabido que algunos de estos mismos países, como Estados Unidos, ejercen presión para aprobar la creación de este comité.

En el caso de Latinoamérica, sería inconcebible que los 11 países de la región que forman parte de la CBI y que se conoce como Grupo Buenos Aires (GBA)[2], apoyen la creación de un comité orientado a la caza de ballenas. Desde su creación en 2005, el GBA ha adoptado decenas de declaraciones en las que continuamente afirma su compromiso con la moratoria permanente sobre esta actividad y la modernización de este organismo internacional. La reunión que comienza mañana en Portoroz, Eslovenia, es una ocasión para que el Grupo demuestre su cumplimiento con estos compromisos.

Por Elsa Cabrera, directora del Centro de Conservación Cetacea y observadora acreditada ante la CBI desde 2001


[1] Término usado en pesquerías

[2] Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay