La Haya, Holanda. 27 de Junio de 2013 – El segundo día de Australia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por la demanda que mantiene contra Japón en relación a las operaciones de caza “científica” de ballenas en la Antártica, estuvo marcado por definir qué constituye un programa de investigación científica, particularmente en el marco de lo establecido por la Comisión Ballenera Internacional (CBI).
Los especialistas de la delegación australiana afirmaron que de acuerdo a la memoria presentada por Japón ante la CIJ, la Corte no puede revisar criterios para definir si el programa de caza “científica” de ballenas en la Antártica, conocido como JARPA II, es efectivamente científico. El razonamiento de Japón sería que el carácter científico del programa es indiscutible. La delegación australiana afirmó que aceptar esta visión causaría un enorme daño a la evolución de la ciencia.
Pero quizás éste sea el último recurso que le resta a Japón frente a las sólidas evidencias presentadas por los expertos que hoy fueron llamados como testigos por Australia. Mark Mangel, académico de la Universidad de California (EEUU) e investigador de mamíferos marinos, afirmó que JARPA II no cumple los términos aceptados por la comunidad científica internacional para el desarrollo de programas de investigación científica. Estas argumentaciones no fueron refutadas por Japón en su memoria pues afirma que la Corte no debe opinar al respecto.
Mangel agregó que JARPA II es sólo una toma de muestras de las ballenas cazadas carente de hipótesis que permitan establecer objetivos claros y definir procedimientos adecuados para evaluar el cumplimiento de los mismos. Tampoco cumple con los objetivos de manejo requeridos por la CBI para el desarrollo de programas de caza “científica”, como abordar vacíos en el conocimiento sobre la conservación y manejo de las poblaciones de ballenas, someter los resultados del programa a una revisión científica independiente y evitar impactos adversos sobre las especies estudiadas, entre otros.
La delegación australiana también presentó información sobre la naturaleza comercial del número de ballenas cazadas anualmente. Originalmente Japón buscaba capturar 850 ballenas cuando inició la primera fase del programa, conocido como JARPA, el cual comenzó a desarrollarse en 1987, un año después de implementada la moratoria global sobre la caza comercial. Sin embargo redujo la cuota anual a 300 ballenas minke “para no quedar mal” frente a la comunidad internacional. Años más tarde aumentó a 400 ballenas y en 2005 anunciaron que implementarían la segunda fase del programa (JARPA II) aumentando a más del doble el número de ballenas minke cazadas (850 ballenas). La cifra coincide con la cuota originalmente buscada por Japón y con el tamaño del congelador de la nave factoría ballenera Nisshin Maru.
Respecto al tamaño de la muestra o número de ballenas cazadas anualmente por Japón en el Santuario de Ballenas del Océano Austral, Mangel afirmó que ésta resulta absolutamente injustificable y que ningún Estado apoyaría económicamente el desarrollo de un programa similar por las carencias científicas en sus planteamientos, metodología y resultados.
Para el Dr. Nick Gales, director del programa científico de la División Antártica Australiana y miembro del Comité Científico de la CBI, afirmó que para este organismo internacional la caza “científica” de ballenas es una medida excepcional cuyo objetivo es responder preguntas fundamentales para la conservación y manejo de las poblaciones de ballenas cuando no existen otras alternativas. Sin embargo actualmente existen decenas de metodologías no letales desarrolladas bajo el marco de la Comisión que han brindado información para la adopción de importantes medidas por parte de la Comisión. Por el contrario, después de más de 20 años y decenas de miles de ballenas muertas en nombre de la “ciencia” – los programas JARPA Y JARPA II no han aportado información para cumplir con los objetivos de conservación y manejo establecidos por la CBI.
Australia cerró los alegatos del día afirmando que el objetivo final de JARPA II es mantener la continuación indefinida de la industria ballenera a pesar de la moratoria global sobre la caza comercial. Así lo demostró mediante la presentación de numerosas declaraciones realizadas previamente por ministros y funcionarios japoneses que evidencian que el objetivo de las operaciones balleneras en la Antártica es continuar matando ballenas con fines comerciales. Por lo tanto JARPA II viola la moratoria, el Santuario de Ballenas del Océano Austral (donde la caza comercial está prohibida independiente del estado de conservación de las especies de ballenas) y la prohibición de utilizar naves factoría. “JARPA II no es un programa científico, es una parodia científica” concluyó un miembro de la delegación australiana.
Fuente: Centro de Conservación Cetacea