Medios locales islandeses informaron hoy que el único empresario dedicado a la matanza y comercialización de ballenas de aleta en ese país, Kristjan Loftsson, decidió detener la matanza de ballenas de aleta, la segunda de mayor tamaño después de la ballena azul y que se encuentra clasificada En Peligro.
De acuerdo a la prensa local, Loftsson, responsable de la muerte de 280 ballenas de aleta en aguas islandesas durante los últimos seis años, habría abandonado sus intenciones de llevar adelante la temporada de caza de ballenas de aleta en 2012.
También se informa que el empresario ballenero no habría podido llegar a un acuerdo colectivo con las Asociación de Pescadores Islandeses sobre el salario y las condiciones de trabajo. Esto porque Japón, el principal mercado para la carne y productos obtenidos, no se habría recuperado desde el triple desastre de marzo 2011. A pesar que Loftsson exporta regularmente estos productos a una empresa de su propiedad en Japón, todavía no encuentra una demanda rentable en el mercado japonés.
Elsa Cabrera, directora del Centro de Conservación Cetacea afirmó que la decisión del empresario islandés “evidencia que la ballenería es una industria decadente destinada a morir debido a la falta de mercado ya que la gran mayoría de personas alrededor del mundo prefieren ver a las ballenas vivas en el océano que servidas en un plato”. Prueba de ello es que el turismo de avistaje de ballenas presenta una de las mayores tasas de crecimientos anual dentro del rubro generando más de dos mil millones de dólares en ganancias, mientras que las operaciones balleneras requieren de constantes subsidios para poder mantenerse operativa, agregó.
La ambientalista recordó que a pesar de la buena noticia sobre suspensión de la matanza de ballenas de aleta, la caza y el comercio internacional de ballenas minke continua desarrollándose en Islandia. Esto a pesar que existen medidas globales que prohíben ambas actividades, pero el país nórdico mantiene reservas sobre éstas.
Recientemente los países de América Latina que forman parte de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), conocido como Grupo Buenos Aires, reafirmaron en Panamá su compromiso con el fin de las operaciones balleneras, incluida la caza bajo objeción y reserva, y expresaron su firme oposición al comercio internacional de carne de ballenas y sus derivados.
Fuente: New Europe Online, Centro de Conservación Cetacea