Japón, 25 de Abril de 2011 – De acuerdo a un comunicado de prensa publicado en el diario japonés Japan Today, el programa de la denominada “caza científica” de ballenas en el Pacífico Norte (conocido como JARPN II) iniciará esta semana sus operaciones en las aguas de Kushiro. La información revela que la matanza de ballenas debería haberse iniciado este lunes, pero factores climáticos habrían retrasado el zarpe de las naves balleneras.
El área de operaciones de “caza científica” de ballenas fue trasladada de Hokkaido a Kushiro, debido a que el puerto de Ayukawa, localizado en la prefectura de Miyagi (Hokkaido) quedó destruido por el terremoto y posterior tsunami que afectó a Japón el 11 de marzo pasado.
Pescadores de Ayukawa tomarán parte en las operaciones balleneras, realizadas anualmente a pesar del rechazo internacional por una asociación de pescadores locales con autorización de la Agencia de Pesca de Japón y el respaldo del Instituto de Investigación de Ballenas (ICR por sus siglas en inglés), un organismo dependiente del estado japonés.
De acuerdo a la Agencia de Pesca de Japón, la matanza “científica” de ballenas para esta temporada contempla una cuota de 60 ballenas minke y se extenderá hasta el próximo mes de junio. El organismo gubernamental también agregó que la primera ballena cazada será sometida a análisis para identificar rastros de sustancias radioactivas. Esto debido a la crisis nuclear por la cual atraviesa Japón tras los destrozos en la planta de energía atómica de Fukushima, la filtración de agua contaminada y el posterior vertido de decenas de miles de toneladas de agua radioactiva al Océano Pacífico.
Para Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea “resulta incomprensible que a pesar de la tragedia humana por la cual atraviesa Japón y las necesidades de canalizar los esfuerzos hacia la reconstrucción del país, el gobierno japonés insista en invertir el dinero de sus contribuyentes en la continuación de una actividad anacrónica que no es valorada por la gran mayoría del pueblo japonés y que podría poner en peligro la salud de potenciales consumidores de carne y productos de ballena contaminada con sustancias radioactivas”.
Cabrera recordó que el pasado mes de agosto, la carne de ballena almacenada en congeladores japoneses alcanzó la cifra record de seis mil toneladas, evidenciando la falta de interés de consumidores en el consumo este tipo de productos.