El gobierno de Japón estaría utilizando una población de ballena jorobada que habita las aguas de Australia como moneda de cambio en las negociaciones para reformar la Comisión Ballenera Internacional (CBI).
Según informó la agencia de noticias UPI, el permiso de “caza científica” de ballenas auto-otorgado por el gobierno de Japón para operar en aguas del Santuario de Ballenas del Océano Austral durante la temporada 2009/2010 incluye la matanza de 50 ballenas jorobada proveniente de una población que se reproduce y da luz a sus crías en aguas australianas.
De acuerdo a la secretaria ejecutiva de la CBI, Nicky Grandy, Japón habría afirmado que no cazará ballenas de esta especie siempre y cuando la negociación de la CBI continúe avanzando. La declaración la realizó luego de la finalización de la segunda reunión privada, y de carácter secreto, del Grupo de Apoyo de la CBI, establecido en junio de 2009 con el fin de generar recomendaciones para el proceso de reforma de la Comisión.
La primera reunión se realizó en Octubre en Santiago de Chile y la segunda la semana pasada en la ciudad norteamericana de Seattle.
De acuerdo a un escueto comunicado del presidente de la CBI, el chileno Cristián Maquieira, la comisión estaría intentando alcanzar un acuerdo basado en el “manejo de las operaciones balleneras que se realizan actualmente en los océanos”.
Para Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea “la conducta de las naciones balleneras continúa siendo altamente provocativa y todos los esfuerzos por acomodar sus intereses en la presente negociación son el resultado de un proceso coercitivo que sienta un preocupante precedente sobre la forma como se rige el derecho ambiental internacional”.
Desde el inicio del proceso de reforma de la CBI en 2008, las naciones conservacionistas han brindado todas las garantías para avanzar de buena fe hacia un resultado que defina el futuro de la CBI. Por el contrario Japón, Islandia y Noruega continúan utilizando mecanismos de presión para imponer sus intereses en el seno de la Comisión, como es la mantención de los programas de caza científica, el aumento de las cuotas de caza comercial y la exportación de productos de ballenas a pesar que este tipo de comercio está prohibido a nivel mundial.
Para Cabrera “la evidente falta de resultados de la negociación en curso es consecuencia de un proceso que se ha caracterizado por la falta de transparencia y de participación ciudadana. Las ballenas del mundo no son propiedad de tres naciones balleneras y el futuro de sus poblaciones no puede decidirse a puerta cerrada como se está haciendo actualmente.”
Mientras el futuro de las ballenas y la CBI se vislumbra oscuro, la flota ballenera nipona arribará la próxima semana a las aguas del Santuario de Ballenas para matar cerca de mil ballenas y continuar su campaña de coerción ballenera.