Aunque son más conocidos por la novela de Herman Melvilla “Moby Dick”, recientes investigaciones han revelado que los cachalotes guardan sorprendentes secretos sobre su aporte para combatir el cambio climático.
Así lo indican los resultados de una investigación presentada durante la 18va Conferencia Bienal de Biología sobre Mamíferos Marinos que evidencia que los cachalotes introducen hierro en las capas superiores del océano, ayudando a reducir el calentamiento global.
La cantidad de hierro aportada por los cachalotes después de realizar largos buceos en las profundidades marinas favorece el crecimiento de algas microscópicas o fitoplancton, las cuales al realizar fotosíntesis absorben dióxido de carbono.
De acuerdo al estudio, los cachalotes podrían estar ayudando a capturar un total neto de cinco millones de toneladas métricas de carbono de la atmósfera al año. Este es el primer estudio que analiza el efecto de los mamíferos marinos del Océano Austral en relación a los gases de invernadero con las ballenas como la principal especie indicadora.
Los cachalotes se alimentan de calamares que cazan cuando bucean a profundidades de más de mil metros. Esta zona marina normalmente actúa como una rica bodega de nutrientes, incluido hierro, por lo que al subir a la superficie estos elementos son liberados a las capas superiores de las heladas aguas del Océano Austral mediante las heces de los cachalotes.
Los niveles bajos de hierro en el Océano Austral limitan el crecimiento de praderas flotantes de plancton, por lo que la contribución de hierro realizada por los cachalotes constituye un importante aporte para el funcionamiento de este delicado ecosistema. Los cálculos de la investigación revelaron que cada cachalote transporta aproximadamente 10 gramos de hierro al día desde las profundidades, los cuales son introducidos en la superficie marina.
A diferencia de experimentos que buscan “fertilizar” artificialmente el océano con hierro, los nutrientes aportados por las fecas de los cachalotes no se precipitan rápidamente hacia las profundidades marinas, permitiendo que éste sea atrapado por el plancton.
Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea (CCC) afirmó que “los resultados de este estudio evidencian el escaso nivel de conocimiento que tenemos sobre el rol que tienen las ballenas en el ecosistema y la necesidad de tomar en consideración estos factores al momento de adoptar medidas de conservación y manejo para estas especies”.
Fuente: Discovery News, CCC