15 Septiembre de 2007. Hace pocos años la comunidad internacional se alegró al conocer que la población de ballena gris (Eschrichtius robustus) del Pacifico nororiental bordeaba los 22 mil animales, una cifra considerada hasta entonces similar al número de ballenas existente antes de la explotación comercial que las llevó al borde la extinción. Sin embargo, recientes investigaciones genéticas revelan que esta estimación podría ser mucho menor. Un estudio realizado por Elizabeth Alter y Stephen Palumbi de la Universidad de Stanford (EE.UU) concluye que el número de ballenas grises existente antes de la ballenería comercial debería estar cercano a 100,000 individuos a lo largo de la costa Pacifica.
La población estimada por Alter y Palumbi se fundamenta en una investigación sobre la diversidad genética de 42 ballenas grises. Palumbi explica que “las poblaciones pequeñas de animales registran niveles reproductivos menores y por lo tanto presentan una menor variabilidad genética.” Por el contrario, las ballenas grises revelaron tener una mayor diversidad genética, propia de una población significativa de animales. Para la comunidad científica internacional, estos descubrimientos desafían la creencia de que algunas poblaciones de ballenas se encuentran recuperadas y cercanas al nivel de pre-explotación comercial.
Aparte de ser muchas menos que la población original, las ballenas grises enfrentan una nueva amenaza que podría resultar igual o más letal que la ballenería comercial: el cambio climático. De acuerdo a los investigadores, las aguas del Océano Pacífico estarían sufriendo un cambio en su productividad, afectando la alimentación de la población remanente de ballenas grises. De acuerdo a Palumbi “existen evidencias de que el Océano pudo soportar la existencia de 100 mil de estos gigantes marinos, por lo que ahora nos preocupan las razones del por qué el ecosistema no estaría pudiendo soportar una población mucho menor de ballenas.”
El cambio climático causado por el calentamiento global sería el gran responsable, pero otros factores como la contaminación que degrada los sedimentos del fondo marino donde estas ballenas se alimentan, o la sobre explotación pesquera que altera toda la ecología del océano, también podrían ser otros factores en juego. Para Alter, “las evidencias indican que debemos poner más atención a todos los factores que impactan al océano.”
Durante décadas recientes, diversos estudios han demostrado que el calentamiento gradual de las aguas oceánicas produce el desplazamiento de organismos vivos, como cangrejos, camarones y moluscos, que buscan aguas mas frías para poder sobrevivir. Por otro lado, organismos que requieren de aguas más calidas para su subsistencia se han desplazado más al sur en búsqueda de un hábitat adecuado para sus necesidades. De acuerdo a Alter, “hemos observando el lento desplazamiento hacia el norte de los organismos de los cuales se alimentan las ballenas grises, por lo que la disponibilidad de alimento en sus áreas de alimentación ha disminuido.” Al respecto, Palumbi es enfático en afirmar que “la cantidad de crías de ballenas grises en baja California ha disminuido en años recientes, mientras que los adultos se ven más delgados e inclusive mal nutridos, evidenciando que no estarían consiguiendo suficiente alimento en los sedimentos del océano del Norte. Esto evidencia que todo el ecosistema del Mar de Bering está cambiando y ésta es la razón de nuestra preocupación.”
Las desdentadas ballenas grises se alimentan en el fondo marino, excavando el sedimento del suelo y extrayendo crustáceos, moluscos y otros organismos que filtran a través de sus barbas. El informe de Alter y Palumbi con la nueva evidencia sobre los cambios en la población de las ballenas gris en el Pacífico fue recientemente publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Fuente: San Francisco Chronicle