Santiago de Chile, 13 de junio de 2003. (Ecoceanos/CCC)— Incertidumbre causó en las organizaciones de medio ambiente y en algunas delegaciones de países de la región, el comportamiento del gobierno chileno frente a la 55° reunión de la Comisión Ballenera Internacional que comienza este lunes en Berlín, Alemania. Primero, porque pagará a último momento la cuota anual correspondiente para poder participar con derecho a voto en este foro internacional, y luego porque se ha mostrado cauto para sostener la histórica posición conservacionista chilena en el sentido de apoyar la “Iniciativa de Berlín”, que propone orientar el trabajo de la Comisión hacia una postura más conservacionista y acorde con las nuevas amenazas que enfrentan las devastadas poblaciones de cetáceos en el siglo XXI.
Esta reunión de la CBI, se ve enfrentada a una fuerte presión de Japón, Islandia y Noruega por reabrir la caza comercial de ballenas o lograr mayores cuotas de caza para investigación. Pero además los temas centrales en este encuentro serán la continuidad de la moratoria sobre la caza comercial, la creación de dos nuevos santuarios balleneros en el Atlántico y Pacífico Sur, la legitimidad de los programas de caza científica y la presentación de la “Iniciativa de Berlín”.
La incertidumbre acerca de la posición chilena se acrecentó luego que el gobierno presentara un incomprensible atraso al momento de cancelar la cuota anual que le permite votar; no realizar un proceso exhaustivo de consulta sobre cómo enfrentar los temas que son de interés regional y no demostrar aún una posicion clara y firme acerca de la “Iniciativa de Berlin”.
Si la delegación chilena no reafirma una posición favorable a la conservación, estaría contradiciendo su propia política respecto a la conservación de los cetáceos ya que el gobierno de Chile ha participado activamente en el establecimiento de un Santuario Ballenero en el Hemisferio Sur en 1994; ha propugnado la adopción de medidas tendientes a la conservación de los cetáceos y el desarrollo de actividades que apunten a su aprovechamiento mediante métodos no letales como la observación turística de ballenas. Además, la caza de la ballena está absolutamente prohibida en aguas jurisdiccionales chilenas.
ISLANDIA, DE VUELTA A LA CAZA
Luego de su reciente reincorporación como miembro activo de la CBI el pasado mes de Octubre, Islandia se comprometió a no reanudar la caza de ballenas hasta el año 2006. Sin embargo el país nórdico anunció que este año planea cazar “bajo un programa de caza científica”, cientos de ejemplares de tres especies protegidas de ballenas entre las cuales se incluirían 100 ballenas de aleta, 100 ballenas minke del hemisferio norte y 50 ballenas sei.
El gobierno islandés no ha ocultado la naturaleza básicamente comercial del programa de caza científica. El Ministro de Pesca de Islandia, Arni Matthiesen, declaró el pasado mes de Marzo que el factor más importante en la reanudación de la actividad ballenera es lograr un acuerdo con Japón para exportar los productos obtenidos a través de la caza científica. Otra señal de las intenciones comerciales de Islandia es que el mercado local de carne y productos de ballena es muy pequeño como para comercializar los productos de 250 ballenas de gran tamaño.
Esta no es la primera oportunidad que Islandia desafía la moratoria acordada por la mayoría de los miembros de la CBI. Después que la moratoria entró en vigencia en 1986, Islandia inició ese mismo año un programa de caza científica que se extendió hasta 1989 y que incluía la captura de 80 ballenas de aleta y 40 ballenas sei al año. Luego Islandia abandonó la CBI en 1991 en protesta por la moratoria que alguna vez había apoyado y se reintegró bajo confusas circunstancias el pasado mes de Octubre durante una reunión especial de la CBI realizada en Cambridge, Inglaterra.
PROGRAMAS JAPONESES DE CAZA CIENTÍFICA
De acuerdo a 21 científicos internacionales, entre los cuales se incluyen miembros del Comité Científico de la CBI, los programas japoneses de investigación están pobremente diseñados desde la perspectiva científica; socavan la moratoria vigente sobre la caza de ballenas; sus implicancias económicas incentivan la caza incluso ante la ausencia de justificaciones científicas; y perjudican la confianza pública sobre la legitimidad de la ciencia como entidad consejera de políticas de conservación y administración marina.
Según el Centro de Conservación Cetácea (CCC), “el Comité Científico de la CBI ha analizado los objetivos de los programas de investigación japoneses concluyendo que carecen de parámetros cuantificables para evaluar los resultados obtenidos, no cumplen con los objetivos de manejo de las poblaciones de ballenas establecidos por la CBI y los mismos resultados pueden ser obtenidos a través de metodologías no letales”.
Para Elsa Cabrera de CCC, “es preocupante que Japón continué desarrollando indefinidamente estos programas sin el respaldo científico de la comunidad internacional”.
“Varios miembros del Comité Científico de la CBI han solicitado a Japón que someta los resultados obtenidos a un análisis independiente, pero éste no ha querido acceder, evidenciando que los resultados generados por ambos programas no resistirían un análisis serio e independiente de los intereses comerciales balleneros de Japón”, afirmó Cabrera.
Para la gran mayoría de la comunidad internacional, los programas de caza científica realizados por Japón son una excusa para mantener activo el mercado interno de productos de ballenas mientras se levanta moratoria, ya que la carne, grasa y órganos obtenidos durante la expediciones son vendidos en el mercado local.
LA INICIATIVA DE BERLIN
La Iniciativa de Berlín reconoce que el objetivo primordial de la Convención sobre la Regulación de la Caza de la Ballena (CIRCB), es la protección de las poblaciones de ballenas para el beneficio de toda la humanidad y las futuras generaciones.
Esta propuesta destaca que durante los últimos 25 años, la CBI ha dedicado gran parte de sus esfuerzos a alcanzar dicho objetivo de conservación, a través de más de 100 Resoluciones orientadas hacia la conservación de los cetáceos y varias enmiendas a la Convención, incluyendo la creación de diversos santuarios y la implementación de la moratoria a la caza comercial.
De ser aprobada, la iniciativa se concretaría a través de la creación de un Comité de Conservación y de un fondo para promover proyectos científicos relacionados a la preservación y uso no letal de los cetáceos, que beneficiaría a científicos e instituciones de países en desarrollo.
Fuente: Centro Ecoceanos; CCC